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Un txakoli ideal para maridar con toda la carta

La Enoteka de la DO Bizkaiko Txakolina exhibe ante 300 prescriptores la riqueza de sus vinos ‘especiales’, perfectos para acompañar cualquier plato

 

Viernes, 11 de noviembre 2022

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Al Jaun Zuria de la bodega Amunategi le va bien una gilda con antxoa y al Txabarri Extra de Txabarri le pega una gilda con alegría; al Torre de Loizaga Selección de Bodegas de Galdames y al 180º Ziaboga de Talai Azpi un bocado de bonito del norte; al Aihen de Butroi y al Artizar de Itsasmendi, las migas de atún en salsa piperrada les sientan muy bien –o al revés, a las unas les vienen que ni pintados los otros–; al Magalarte Zamudio Barrica y al Ieup! Barrica de Magalarte Lezama un pedazo de queso Idiazabal natural y al Ilun de Gorka Izagirre, como al Beltza de Doniene Gorrondona, el ahumado.

Hay más maridajes posibles entre, por si alguien no se había enterado de qué estábamos hablando aquí, una copa de txakoli berezia –el que no es jovencito, del año, sino que está pensado para aguantar en botella y que ha sido elaborado con crianza sobre lías o fermentaciones en barrica– y productos gastronómicos de primera calidad.

 

Es un mensaje que la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina no se cansa de mandar en los últimos años: esta bebida no es solo para el poteo, puede acompañar en la mesa a cualquier plato.

Se empieza por un pintxo, pero se puede acabar en un menú completo, con ingredientes como los mencionados antes y otros muchos. Y siempre con el txakoli en la mano.

Nicho de mercado

Las bodegas llevan años trabajando este tipo de vinos y el Consejo Regulador, que lo tenía en cuenta desde hace tiempo, ha introducido este año en el reglamento una nueva clasificación, con reflejo en la etiqueta de cada botella, acorde con esta evolución del sector, que tiene en el txakoli especial o berezia (gastronómico) un nicho amplio de mercado.

Los Bereziak son ya el 15% de la producción de todo el txakoli blanco, pero aun les falta darse a conocer (más) entre los consumidores.

Por eso la tercera edición de la Enoteka Bizkaiko Txakolina, que se celebró el lunes en la Torre Iberdrola, estaba protagonizada por estas elaboraciones.

En la jornada, a la que acudieron alrededor de 300 profesionales de la hostelería y la sumillería y consumidores especializados en el terreno de la gastronomía y la cultura del vino, con capacidad de prescripción, estaban presentes once de las bodegas que hacen este tipo de vinos.

Junto a ellas, los stands de quesos de la D.O. Idiazabal, La Gilda del Norte y la Conservera Zallo, además de un rincón para los productos ibéricos.

Los visitantes podían, copa en mano, ir degustando cada txakoli y maridando con estos alimentos.

Lías, barricas y ánforas

Además se realizaron dos catas de maridaje –una de mañana y otra de tarde– dirigidas por los sumilleres y miembros del Comité Técnico de Cata del Bizkaiko Txakolina Iñaki Suárez y Elena García.

El objetivo era comprobar que «maridan con todo tipo de sabores», en palabras del secretario técnico de la Denominación, Anton Txapartegi.

Y también que hay ya un «histórico» de txakolis elaborados sobre lías o fermentados en barrica (o en ánforas); es decir, que como hay bodegas que llevan tiempo trabajando de esta manera –aparte de seguir produciendo el más tradicional–, es posible conocer la evolución a través del tiempo del producto y hasta realizar catas verticales.

«En Itsasmendi, desde 2009», por ejemplo. Luego hay quien ha empezado hace poco y ha decidido elaborar solo Bereziak, como la joven bodega Talai Azpi (Mendexa) con su vino Ziaboga. Toda una apuesta.

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