Cuando en 2022 la Denominación de Origen Arabako Txakolina logró la campaña récord de su historia, todo hacía pensar que el esfuerzo titánico de los artesanos del txakoli en la provincia por hacerse un merecido hueco en los mercados, desde la creación de la propia DO en 2001, por fin obtenía su recompensa.

Parecía que, una vez asentados, reconocidos a nivel internacional y con las vides a pleno rendimiento, tenían ante sí un futuro del todo prometedor.

Entonces, recogieron 750.000 kilogramos de uva de sus escasas 94 hectáreas de viñedo. Los vinos nacidosde aquella vendimia se convirtieron en caldos de excelencia corroborada por los paladares expertos

Concluye la vendimia en Rioja Alavesa, con 66,7 millones de kilos

 

Sin embargo, la realidad se ha revelado muy distinta a lo esperado, con dos campañas consecutivas de pérdida productiva que, en vez de acercarles a su objetivo del millón de botellas anuales, cada vez se aleja más.

Y es que si en 2023 ya registraron una caída del 46%, al entrar a bodega unos escasos 394.400 kilos de uva que les llevaron a niveles de 2017, la de este año solo ha empeorado la situación al recepcionarse 360.000 kilogramos.

Es decir, 34.000 menos que la desastrosa vendimia precedente, que han llevado a bodegas y productores a una situación límite.

Muchos, sin vendimia

“Muchos compañeros no han recogido absolutamente nada por segundo año consecutivo, nosotros en torno a un 45% menos de lo que suele ser habitual, y el pesimismo en el sector es, realmente, muy grande”, explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, Txema Gotxi, el enólogo de la bodega Bat Gara de la localidad de Lezama, en el municipio de Amurrio.

«Hace ya años que los expertos predijeron que para 2030, entre el 30 y el 40% del viñedo en España no iba a servir para hacer vino.»

Txema Gotxi – Enólogo de la bodega Bat Gara

 

La causa es la misma que vienen sufriendo, de un tiempo a esta parte, todas las personas que viven del campo: el manido cambio climático que, como bien señaló en el primer avance de vendimia el pasado noviembre, el gerente de Arabako Txakolina, Joxean Merino, “obliga a una seria reflexión sobre nuestros modelos de producción y tapa la boca a quienes niegan o minimizan sus efectos devastadores”.

Calidad como salvavidas

El propio Gotxi lo corrobora. “Ha sido un año horrible y muy complicado para las vides. La helada de primavera que parece que no afectó, pero sí lo hizo, porque las dejó menos protegidas ante problemas sanitarios que, luego, con todo el verano lloviendo, han derivado en enfermedades a combatir como el mildiu.

Gracias al viento sur en la recta final previa a vendimia pudimos evitar la botritis, algunas zonas de la comarca ni eso. De hecho, hasta se han dado casos de oidio, que por Aiaraldea son bastante raros”, relata.

Interior de la bodega Bat Gara

Interior de la bodega Bat Gara Araceli Oiarzabal

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Así las cosas, la esperanza vuelve a estar depositada en el buen hacer de las gentes del sector para que, pese a lo negativo de la cantidad y el más que seguro nuevo descenso de litros, los futuros caldos destaquen por su calidad y vuelvan a colgarse la etiqueta de excelentes.

Este mismo mes de diciembre comenzarán las precatas que irán dando pistas sobre la calidad de la vendimia 2024, aunque las que arrojarán el desarrollo cualitativo de la nueva añada serán las catas oficiales que, como cada cosecha, se realizarán a partir de febrero.

“Estamos ante una añada más cítrica, porque no ha sido un año de mucho azúcar o grado”, avanza Gotxi que, no obstante, matiza que “todo el grano entrado a bodega, aunque haya sido escaso, es de buena calidad”.

“Estados Unidos ha caído un montón, al igual que Alemania, que lo puedo entender porque han cerrado puertas para consumir sus propios blancos.»

Txema Gotxi – Enólogo de la bodega Bat Gara

De hecho, él no considera al cambio climático como la mayor amenaza del sector. “Es algo cíclico y a largo plazo, por lo que hay que aceptarlo e irte adaptando, porque no es algo inmediato. 

Hace ya años que los expertos predijeron que para 2030, entre el 30 y el 40% del viñedo en España no iba a servir para hacer vino, y en muchas zonas, sobre todo del sur, ya se está viendo.

Pero por lo que respecta al txakoli, al menos de momento, nos está incluso beneficiando en cuanto a maduración, porque nos favorece a la hora de alcanzar mejores graduaciones y, por tanto, a lograr elaborar grandes vinos, antaño impensables”, argumenta.

Consumo en retroceso

Entonces, ¿a qué se debe el pesimismo en el sector? Para Gotxi la respuesta a esta pregunta es simple.

El descenso en el consumo que está trayendo el cambio de hábitos motivado, en buena medida, por la presión administrativa de las mil y una normativas a cumplir”; y un asunto en el que entran en liza tres tipos de mercado.

Por un lado, se encuentra el de las exportaciones que, hasta ahora para Arabako Txakolina estaban funcionando bastante bien con un 30% de su producción en países extranjeros.

Diferentes caldos de la bodega Bat Gara de Lezama en Amurrio. Araceli Oiarzabal

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“Estados Unidos ha caído un montón, al igual que Alemania, que lo puedo entender porque han cerrado puertas para consumir sus propios blancos.

Mantenemos bien el resto de Europa, pero Japón que era uno de nuestros clientes diana, dado que su gastronomía marida a las mil maravillas con nuestros caldos, también ha mermado.

Se nota la crisis en un país que, no olvidemos, solo un 6% de su población consume vino. También es cierto que a poco de promoción que hagas, moviéndote hasta allí a -como suele decirse- hacer amigos, se nota y suben las ventas”, reconoce.

Consumo nacional

En donde no se termina de dar con la tecla es en el consumo nacional y doméstico (hostelería), que Arabako Txakolina aspira a aumentar en un 4% y un 8%, respectivamente. “No sabemos muy bien por dónde tirar.

Funcionaba bien el enoturismo, con el esfuerzo añadido de organizar visitas guiadas a bodega, pero con las nuevas normativas como la recién aprobada en el Congreso que reduce la tasa de alcohol al volante a 0,2, que eso te da con nada que bebas, no se ya quién se va a arriesgar a venir a visitarnos”, señala, en clara referencia a que los enclaves de las txakolinerías no están precisamente para llegar a pie o en transporte público.

Valor añadido

Las producciones de las bodegas de txakoli en Ayala han mermado en los dos últimos años. Pese a ello, el sector ha apostado decididamente por los vinos de calidad y por la diversificación de sus productos y servicios, principalmente, enfocados hacia la atracción de visitantes.

Gotxi tampoco entiende a donde quiere llegar Europa “con tanta econormativa y papeleo.

Los aviones del ocio o las fábricas contaminan bastante más, pero a según quienes no se les exige nada o se mira para otro lado”, afirma exasperado ante “la mucha hipocresía social reinante”. A nivel de barra la cosa no presenta mejor.

“Dicen que un txakoli es caro, pero es que su proceso de elaboración también lo es, bastante más complejo que si se lo compara con el de la cerveza. Esa sí que deja margen de beneficio”, apostilla, no sin antes dirigirse a las instituciones pidiendo mayor respaldo.

Su apuesta desde la entrada en marcha de la bodega en 2012 siempre ha sido la de rescatar la zona vitivinícola del Valle de Ayala

“Es cierto que ha aumentado la inversión en materia de promoción turística como puede ser la Ruta del Txakoli de Aiaraldea, pero el sector txakolinero se siente desamparado y en clara discriminación, frente a otras Denominaciones de Origen como Rioja Alavesa.

No decimos que no se les ayude, en absoluto, su volumen no es para nada comparable al nuestro y también necesitan ayuda, lo que pedimos es que esas ayudas se distribuyan de forma proporcional y lleguen a todos por igual”, concluye quien, el pasado junio, vio distinguido su caldo Aromas del sur como uno de los cuatro mejores productos artesanos vascos, en la segunda edición de los premios Materia Prima del famoso restaurante gasteiztarra Don Producto y Tú, surgidos para reconocer a los productores que están innovando en la alimentación artesanal en Euskadi.

Bodega diferenciadora

Y es que la bodega Bat Gara, con poco más de seis hectáreas de viñedo (situadas a 340 y 400 metros de altitud, y sobre un suelo de tipo arcilloso-calcáreo y arcilloso con piedra de arena), es sin duda el proyecto más alternativo de txakoli alavés, pues solo se dedican a los vinos de guarda.

De hecho, Gotxi junto a su socio (el también viticultor y restaurador José Cruz, propietario del restaurante Bideko) elabora al año en torno a 35.000 botellas de seis tipos de caldo, a cada cual más especial pues los tiene desde crianzas en inoxidable y madera, o envejecidos en roble francés, que responden a nombres tales como Uno, Urtaran Cuveé o 18 meses; hasta un espumoso ancestral bautizado como Sutsu (chispa en euskera), el ya citado palo cortado o vino Jerez Aromas del sur, y un orange wine pensado para maridajes, que “lleva el nombre de mi hijo Ioritz y su firma estampada en la etiqueta, tal cual la hizo el día que cumplió 7 años. Ahora tiene 11”, añade.

Es decir, nada de vinos base de año, ya que su apuesta desde la entrada en marcha de la bodega en 2012 siempre ha sido la de rescatar la zona vitivinícola del Valle de Ayala, mediante la elaboración de unos vinos atlánticos diferentes a los que ya se conocen. Una labor en la que no han cejado.

De hecho, ya ha comenzado a experimentar con uva comprada para elaborar tintos, el resultado ha sido satisfactorio y “a medio plazo plantaremos hondarribi beltza para llevarlos a cabo”, y tampoco descartan añadir a su innovador botellero un vino de paja.

“Un semidulce criado bajo velo de flor, como el de Aromas del sur, pero al estilo de los que producen en la región del Jura, al este de la Borgoña francesa”, adelanta. Él lo hará con uvas de txakoli, por supuesto.

Misión. La Diputación Foral de Álava y la Cuadrilla de Ayala han presentado recientemente en Madrid la oferta de enoturismo, naturaleza y patrimonio histórico de Aiaraldea a agencias de viaje y medios de comunicación especializados en turismo y gastronomía afincados en la capital de España.

Esta presentación forma parte del programa foral de inversiones financiado por el Gobierno Vasco para impulsar el turismo en la comarca. La diputada foral de Empleo, Comercio y Turismo, Cristina González, y el presidente de la Cuadrilla de Ayala, Iñigo Pinedo, dieron a conocer ante una treintena de agentes de viaje y periodistas las últimas propuestas turísticas de las bodegas, queserías, caseríos y restaurantes integrados en la Ruta del Txakoli.

Los profesionales asistentes degustaron también txakoli y producto local de Aiaraldea. El evento finalizó con una cata de txakoli dirigida por un especialista en enología.

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