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La cosecha de txakoli de Orduña pierde el 40% de la producción

Gure Ahaleginak asume el varapalo por las heladas primaverales, pero aguarda el tiempo en verano para determinar la calidad de la uva

 

Lunes, 26 de junio 2023

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La vendimia de txakoli arranca oficialmente en septiembre, pero los productores fijan su vista en el cielo durante todo el año para prever cómo se comportará la uva. No hay dos cosechas iguales, pero las diferencias van aumentando en función de la meteorología. En la bodega orduñesa Gure Ahaleginak, el invierno y la primavera ya han condicionado la cantidad que se recogerá, pero serán los últimos meses del verano los que influirán en la calidad final del caldo.

Arkaitz Larrazabal gestiona junto a su familia la bodega Gure Ahaleginak, que produce la variedad de txakoli Hondarribi Zuri. Cuenta que, tras un invierno con pocas lluvias, las heladas primaverales que se produjeron en la zona dieron como resultado una «pérdida de uva», porque la viña brotó «un poco pronto». La reducción supondrá «en torno al cuarenta por ciento de la cosecha», puntualiza. Larrazabal explica que la disminución de las precipitaciones durante los meses de invierno y el arranque de la primavera, sin embargo, también ha tenido un efecto positivo, y es que al haber menos lluvias, «no hemos tenido problemas de hongos esos meses». Aunque ya asume que «no vamos a tener una buena cosecha este año». Eso sí, esta afirmación afecta a la cantidad que se recogerá, porque aún es pronto para hablar de la calidad del txakoli.

«Para nuestro cultivo ya ha llovido lo suficiente este año»

Arkaitz Larrazabal

A diferencia de muchos productores que necesitan abundancia de lluvia todavía en los meses cálidos para sacar adelante sus plantaciones, para la bodega Gure Ahaleginak un verano seco no es una gran preocupación, porque el agua necesaria ya ha caído: «Para nuestro cultivo ya ha llovido suficiente», matiza.

Cambios a lo largo del día

Las tormentas que se produjeron en la zona de mayo en adelante han cubierto una parte de los recursos hídricos necesarios. En esta época sí que aparecieron hongos en la plantación pero, «por suerte Orduña es un sitio aireado, así que los hemos tenido muy bien controlados». Con todo, «tiene que llover de vez en cuando» en verano para lograr un caldo de primera, sin que se produzcan cambios bruscos en la meteorología a lo largo del día: «Que me llueva dos días seguidos no importa, sí preocupa que a la mañana me haga bueno y a la tarde llueva, y al día siguiente pase lo mismo. Eso al viñedo lo mata por el desgaste», ejemplifica.

Las previsiones de Larrazabal sobre la uva que darán las vides de su cosecha son solo cálculos, ya que están supeditadas a la meteorología de agosto y septiembre. «Las uvas se ven bien, los racimos se ven grandes, se ve una uva buena en este momento, pero lo que influye será el tiempo que haga durante el ciclo de maduración para hablar de la calidad de la uva», argumenta.

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