Este Txakoli nace en la Finca Loreako Ama, en el corazón de Otxaran.

 

Selección cuidadosa de las mejores parcelas.

 

El mosto es llevado a un fudre de roble francés de 2.500 litros, donde empezó su lenta transformación, en una fermentación espontánea.

 

El proceso es controlado mediante frío, permitiendo que el vino evolucione a su propio ritmo.

 

La paciencia es clave, pues el Txakoli necesita tiempo para desarrollar su mejor expresión.

 

Con 12,5 grados de alcohol, el vino fue criado durante 12 meses sobre sus propias lías.

 

Cada semana, es batido con cuidado para extraer sus aromas y la untuosidad que lo distingue.

 

Después, pasa por una ligera clarificación y es trasegado a depósito de acero inoxidable, donde sus aromas se afinan y sus características se terminan de ajustar.

 

Finalmente, llega el momento de embotellarlo. Una vez en su singular botella, el vino descansa durante varios meses en silencio y oscuridad, hasta que alcanza su estado óptimo.

 

Hoy, este Txakoli se presenta con una etiqueta que simboliza la veleta de la casa palacio de la bodega.

 

Esta veleta, que guió durante generaciones la dirección del viento, rinde homenaje a su fundador y a todos aquellos que, con pasión y entrega, iniciaron este proyecto vitivinícola de recuperación de un legado.

 

Es un tributo a la tradición, al amor por la tierra y a una visión que mira siempre hacia el futuro.