Lamiaran es el txakoli que Bingen Mendizabal elabora en Mundaka (Urdaibai)
Lamiaran (en euskera significa «Valle de las lamias») es el proyecto personal que Bingen inició en 2022.
Lamiaran se nutre de 2 microparcelas en terrazas, cercanas al paraje del mismo nombre. Era la forma habitual como se cultivaba la vid en esta zona.
Las 2 parcelas son completamente distintas aunque estén muy cercanas la una de la otra, orientaciones, alturas… dan maduraciones diferentes.
Las vides se plantaron en 2008.
Hondarrabi zuri, zerratia y un poco de riesling. Menos de 1 ha.
1050 litros.
Bingen es ingeniero técnico agrícola. Para hacer convivir el viñedo con la fauna, corzos en particular, ha tenido que subir las vides casi a parral a una altura suficiente en la que no puedan llegar a comerse los racimos.
El Guyot doble tuvo una “ligera variación”. Este sistema que Bingen observó en el sur de Inglaterra también suponía una mejor aireación.
Viñedo de alta densidad en el que aprovecha todos los recursos del suelo, en el que la competencia por los nutrientes entre las plantas se traduce en unos racimos y uvas con una relación pulpa-hollejo óptima, concentrada y equilibrada.
Proyecto de fin de carrera con el maestro Juan Carlos Sancha.
Los suelos están formados por capas de lutitas y areniscas. Estas capas son muy finas y las raíces penetran en ellas en busca de agua y alimento.
La capa superficial es muy fértil pero muy fina, por lo que las raíces enseguida se orientan verticalmente.
Bingen trabaja en Itsasmendi, bodega en la que vinifica Lamiaran.
La primera añada de Lamiaran corresponde a la 2022.
El txakoli se cría durante unos meses (entre 6 y 8 dependiendo de la añada) en barrica de 500 lts. de acacia de tostado ligero.
Es un tipo de madera cuyo aporte es muy suave y a la vez muy respetuosa con las características de las variedades.
La añada 22 (6 meses de acacia) fue cálida, con más alcohol, tiene más cuerpo.
La 23 (8 meses de acacia) es más delicada, más suave, le cuesta abrirse más, pero quizás sea más longeva en el tiempo.
Lamiaran 2022
Color amarillo pajizo, con tonos verdosos, limpio y brillante.
A copa parada, una nariz de fruta madura, típicas de las hondarrabi con un toque floral y ligeros tostados.
La copa en movimiento saca con más intensidad una fruta aún más madura y aromas terciarios de tostados finos.
En boca es pura sedosidad. El txakoli baila en el paladar. Es sereno, reposado, su textura es armoniosa y el final es largo, va y viene, va y viene en un alarde de generosidad y elegancia.
Txakoli extraordinario donde los haya.
Como todos los grandes vinos, cada añada marcará sus características y será fiel a ella, respetuosa con la climatología y avatares del año, acompañada por la mano y atenta mirada de quien cuida la viña.
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