K5, el vino de la bodega que empezó como un sueño de Arguiñano y sus amigos

K5 es la demostración de que el txakoli puede ser mucho más que un vino joven de consumo inmediato. La bodega nació en 2010 como el sueño compartido del famoso cocinero Karlos Arguiñano y cuatro amigos suyos. Desde el inicio buscó romper moldes y dignificar una tradición mostrando todo el potencial de la hondarrabi zuri.

En la actualidad la dirige su hija Amaia, que junto a la dirección enológica de Andrea Vargas y Lauren Rosillo, han conseguido reinterpretar el estilo clásico para ofrecer un blanco de guarda con identidad propia.

Elaborado únicamente a partir del mosto flor, K5 reposa durante once meses sobre sus lías, adquiriendo complejidad, volumen y profundidad aromática. Su evolución en botella es una de sus mayores virtudes: desde la primera añada de 2010 se ha comprobado su extraordinaria capacidad de envejecimiento, alcanzando matices que lo sitúan al nivel de los grandes blancos de guarda.

K5 transmite con claridad la fuerza del paisaje atlántico, su frescura y mineralidad, pero con una estructura que lo diferencia de los txakolis concebidos para ser bebidos en el año posterior a la vendimia.

.

.

Es un vino que rompe con prejuicios, invita a descubrir la nobleza de la variedad y demuestra que el tiempo no solo respeta, sino que engrandece su carácter.

.

.

.

· Link

.

.

.

.

.

.

.

.