Mujeres apasionadas del vino y la gastronomía
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La Asociación de Sumilleres de Bizkaia celebraba el martes, con unos días de adelanto, el Día Internacional de la Mujer. Lo hacía con un coloquio y posterior cata maridada en el Hotel Ercilla al que estuvieron invitadas ocho profesionales para contar su experiencia como mujeres en sectores que, hasta hace no tanto, eran terreno casi exclusivo de los hombres. En la mesa moderada por la periodista Lourdes Aedo, responsable de este suplemento, estaban la banquera y secretaria de la ASB –tan apasionada por el vino que se ha formado en WSET hasta el tercer nivel y realizó el Máster en Gestión de Bodegas Enología en Restauración– María García Martínez; la responsable de comunicación y vicepresidenta de Bizkaiko Txakolina, Maider Zalduondo; la socia fundadora de Doniene Gorrondona, Itziar Insausti; Lara Martín Sierra, cofundadora del restaurante Mina y presidenta de BISUBI, la Fundación de cocineros de Bizkaia; las bodegueras Mariasun Sáenz de Samaniego, de Ostatu, y María Luz Garrigo, de Ondalan; Raquel González, cofundadora de la empresa chocolatera y cafetera Kaitxo, y hasta hace no mucho la primera y única catadora de chocolates certificada en España; y María Mora, dueña de una de las tiendas gourmet más singulares, La Manducateca.
Durante la charla, lo que quedó claro es que cada vez son más las mujeres que trabajan en el mundo del vino y de la gastronomía, y que si bien hasta hace no mucho –y aún en algunos foros– los prescriptores y profesionales reconocidos eran todos hombres, ellas tienen también mucho que decir y lo dicen. Para ello, claro, hay que atreverse. Como anima Insausti, de la bodega de txakoli Doniene Gorrondona, ella es muy tímida pero acepta invitaciones como la de la ASB porque «hay que venir» y no solo eso «tenemos que atrevernos a liderar proyectos de envergadura».
Desarrollo personal
La sumiller María García reforzó la idea: la representación de la mujer en catas y en concursos de sumillería es cada vez mayor, como muestran la participación y el nivel de las profesionales que acudieron a la última convocatoria del campeonato de sumillería de Euskadi y el hecho de que el concurso catalán lo haya ganado una mujer. «Vivid vuestra pasión por el vino porque ya no es como antes, ya no eres la chunga si tomas una copa», animó. De esa pasión saben lo suyo Sáenz de Samaniego y Garrigo, curtidas en bodegas familiares de Rioja Alavesa. La primera como hija y hermana, la segunda como esposa. Y sí, aun se refieren a ella como la mujer del bodeguero, aunque desempeñe todo tipo de tareas. «El factor femenino ha contribuido a mi faceta multitarea dentro de la bodega. Hay que hacer un poco de todo, con miedos e incertidumbres. Pero creo que es una oportunidad de crecimiento personal». La directiva de Ostatu reconoció que «he tenido que hacerme mi sitio y mi propio desarrollo profesional ha contribuido a la evolución de la bodega».
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Sobre la mesa se pusieron después un par de vinos de cada una de estas bodegas, además del espumoso de Gorrondona y el txakoli institucional del año pasado, el de Talleri. Y maridar alguno de ellos con los chocolates de Kaitxo llevó a conocer lo que de similar hay entre ambos mundos, el de la uva y el del cacao. «Mucho», asegura Raquel González, a la que aún le cuesta que la gente entienda que ella no trabaja con chocolate, sino que lo elabora de principio a fin, desde el haba a la tableta. Busca el mejor fruto. Prueba elaboraciones. «Sigue siendo un reto divulgar esto», y más encontrar el hueco siendo mujer porque este ha sido tradicionalmente un mercado de hombres. Y «existe una retroalimentación» que hace que ellos tengan más foros, más catas, más charlas, más visibilidad.
Quesos de mujer
A María Mora, de la Manducateca, le gusta ese momento en el que entra por la puerta el típico cliente señor de cierta edad que cree que lo sabe todo del queso… y ahí está ella para abrirle nuevas puertas con una selección que no se espera. «Me encanta, es una sensación muy chula», reía. Para la cata propuso tres quesos –cabra, oveja, vaca– de tres rincones –Jaén, Murcia, Lugo– y todos elaborados por mujeres, «que ya están en todo el proceso, desde la ganadería hasta la venta».
Por supuesto, había que hablar de conciliación familiar, que ha mejorado pero que sigue teniendo sus sombras. Zalduondo, de Bizkaiko Txakolina, sabe que con buenos equipos –los del trabajo y los de casa– se puede no solo trabajar y ser madre, sino seguir formando parte de «la familia, de la cuadrilla». En algunos sectores, como la restauración, «hay que parar y respirar» y eso Lara Martín Sierra no solo lo sabe, sino que trabaja por mejorar las condiciones en su restaurante. «Yo no quiero que otras vivan cosas que yo he vivido. Ahora son mis normas y si perseguimos la excelencia en la gastronomía, eso incluye la excelencia también en esto».
Al acto asistieron más de 50 personas. La recaudación iba destinada a la asociación Lagun Artean que acompaña a personas vulnerables, especialmente mujeres solas o con menores a su cargo sin hogar.
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